abraso cuando rememoro el respirar unísono bajo frazada,
descubrirte a caminos y pausas de besos,
el habitáculo de hálitos excitados, y por fuera todo lo frío del invierno,
lo agresivo, ambos -pero éramos uno- enteramente abstemios de esto, construidos en media hora a sabiendas de toda una noche que enfrentar.
piel de espalda, lampiña y a lunares, salada. jeans arrugados, ojos arrugados, sábanas arrugadas, todo encogido. seguido, músculos post-espasmódicos tendiendo al encogimiento y la posibilidad de percibirlo, posibilidad debida al acople exagerado (para dormir) de los cuerpos.
la inseguridad sentida con las primeras emisiones solares, nadie la quita; filtra en la fortaleza emocional. otro día, otra placa expuesta. doblar, ahora, la apuesta y reunir fragmentos de crepúsculo para poder mirarnos a los ojos, nuevamente celestes y marrones, y darnos el buen día.
martes, 10 de agosto de 2010
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2 comentarios:
uff. qué trementitud de letras bien acomodadas. como cuchilladas bien puestas, con gracia y a sabiendas, pero cuchilladas al final.
abrazo.
ponele una señal de advertencia a este texto. muy bueno. sincero. como diría un poeta conocido: me pegó. alfonso.
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